"... todo: la infamia de su traición, su tristeza por las pérdidas, aquel encuentro azaroso en una esquina casual, el infierno de ser para siempre en signos inamovibles, pero fundamentalmente la ignominia de que la intimidad de su destino pudiera estar siendo contemplada por Otro, cesó cuando cerré el Libro. Ahora no era más que el recuerdo de una idea, una especie de vapor en la cabeza de Alguien."
Hilario Bielcassé, Sobre los Libros, los Demiurgos y sus Parcas, IV, 1937.-
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