“Fuéronse sucediendo los años y tuve la precaución
de no dejar que ninguno de ellos prescindiera de una memoria pulida, exornada
de rasgos precisos, sobria en imágenes vanas pero íntima en omisiones
abismales. Porque quizá valiera más lo ausente y quedara para el resto del
mundo aquella austera imagen de felicidad que la gente se forma de quienes
padecemos esta terrible melancolía de los relatos imposibles. Y esto me hace
sospechar que el mundo es más profundo de lo que podría imaginar si tuviera aún
las fuerzas necesarias que algún recuerdo me consume, ahora que aquellas
omisiones se vuelven brumas y ya todo lo pierdo, y ya todo es del olvido.”
Hilario
Bielcassé, Prologo de un Diario Inútil, 1936.