domingo, 11 de septiembre de 2011

Calles embrujadas: de las leyendas al hecho científico.


"Dos de las esquinas de Biritos y Roque Saenz Peña tuvieron siempre fama de misteriosas. A partir de las dos de la mañana, y solamente con algunas lunas de otoño o previas a la primavera, extraños sucesos tenían lugar allí. Apariciones, vórtices espacio temporales, pérdidas de memoria o visiones proféticas eran comunes y raramente pasaban desapercibidas por quienes las transitaban. Pero el fenómeno más extraño ocurría cuando en esas noches aparecía cierto personaje, vestido con sobretodo negro y de apariencia igual de oscura. Solo se lo percibía  segundos antes de que, viniendo en sentido contrario, chocase su hombro con el de un transeúnte desprevenido, de modo apurado e indolente. Éste, sin quererlo, empezaba a mutar adquiriendo hábitos profundamente nocturnos, tales como la afección desmedida por las aceitunas negras y el escrutinio de constelaciones totalmente imaginarias. Algunas viejas del barrio me han comentado casos de maridos que, víctimas de tal fatalidad, desaparecieron una noche persiguiendo lunas que sólo ellos veían. Claro está que este rumor puede ser la romántica alegoría pergeñada por algunas mujeres abandonadas, brujas e insoportables." 

Hilario Bielcassé, Reseña de calles de Mendoza, 1944.

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